Qué pasó en Prometheus de Ridley Scott
Publicado en mayo 4, 2014
Anoche vi con tranquilidad y por segunda vez la película Prometheus, de Ridley Scott, y nada más comenzar me hacía preguntas que no obtenían respuestas. En realidad era como avanzar dentro de la dinámica del mismo texto, es decir, se organiza una expedición millonaria en la nave Prometheus, con iniciativa y capital privado, para averiguar qué encierran las inscripciones descubiertas en determinados puntos geográficos de la tierra, que coinciden más menos con el 2000 antes de Cristo. Así en Sumeria, Egipto, culturas andinas, mayas y en una isla perdida de Escocia. En dos de estas representaciones aparece una figura con su contraria, es decir, el prohombre o arquetipo, llamado por los protagonistas “ingenieros” con su enemigo junto, con la criatura diabólica que lo extermina. La creación junto a la destrucción. Es magistral la primera imagen de la película, la cascada y el arquitecto de la humanidad auto destruyéndose para expandir su especie. Origen de mitos, de religiones, del sacrificio de un dios como origen fecundador que nos hace mejor a todos. Pero la película transcurre por cauces inimaginables en Riley Scott, del que recordamos Blade Runner, Master and comander, y la saga Alien. Donde precisamente se caracteriza por las contestación a las preguntas dentro de un alarde tecnológico y novedoso en la realización. Pero aquí lo que falla es el guión, con cuestiones tan evidentes como que la máquina médica auto cirugía no está programada para mujeres, cuando precisamente está en el apartamento Charlize Theron, hija del magnate. O que se pierde precisamente en la pirámide el geólogo encargado de trazar los planos. Sobra la escena del hombre lobo, Y los monstruos desconciertan por su mutación y variedad, sin saber en todo el tiempo qué es la sustancia negra parecida al petroleo. O a qué intereses sirve el androide. Aquí paso la batuta a la crítica que más me ha gustado.
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